Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. - 1 Juan 2:17
Qué difícil es a veces tomar decisiones, sobre todo aquellas que implican cambios drásticos en nuestras vidas. Nuestra mente se perturba y el corazón suele a veces confundirse, pues la mente se resiste a hacer lo que le dicta el corazón, y el corazón no está de acuerdo con lo que dicta la razón. Sin embargo, cada día tenemos que tomar decisiones y hay ocasiones en que las tomamos a la ligera, ignorando que las consecuencias nos perseguirán toda una vida y, más aún, hasta la eternidad.
Así como el girasol busca los rayos del sol, debemos buscar la luz de Dios en todo tiempo. Al momento de tomar una decisión, hagámoslo a la luz de la Palabra de Dios. En ella sí hay garantía.
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